
La zorra teumesia era una bestia legendaria de la mitología griega, con un atributo mítico que decía que estaba destinada a no ser capturada nunca.
La primera mención de la zorra teumesia es de la época en que Creonte fue regente de la ciudad de Tebas por primera vez, tras la desaparición del rey Layo.
Un día, cerca de la aldea de Teumeso, en la llanura de Tebas, apareció un gigantesco zorro monstruoso, un zorro al que se le dio el nombre de zorra teumesia debido a su ubicación, aunque la bestia también fue nombrada zorra cadmea, ya que Cadmea era una alternativa llamada así por Tebas.
Llegada de la zorra teumesia
La aparición de la zorra teumesia se atribuye al disgusto de uno o más de los dioses griegos, pues el pueblo de Tebas y sus gobernantes tenían la costumbre de oponerse a estas deidades.
Al fundar Tebas, Cadmo había matado a una serpiente de Ares, Penteo y el pueblo de Tebas había rechazado la divinidad de Dioniso, y Niobe se había proclamado superior a Leto.
Se dice que fue el desagrado de Dioniso el que vio al dios griego sacar de la vid a la zorra teumesia de Tebas.
La zorra teumesia devoradora de hombres
Se supone que la zorra teumesia era uno de los vástagos monstruosos de Tifón y Equidna, pero en ninguna parte de la antigüedad se declaraba esto específicamente, por lo que tal vez se trataba de una creación de los dioses en su lugar.
De tamaño gigantesco, fueron las horribles acciones de la zorra teumesia las que la hicieron monstruosa, ya que este zorro gigante era un devorador de hombres, que se alimentaba de los incautos.
Se enviaron cazadores para matar o capturar al Zorro, pero ningún arma podía golpearlo, y ninguna trampa podía atraparlo; pues estaba destinada a que la Zorra teumesia nunca fuera capturada.
Al final, para aplacar a la zorra teumesia, Creonte decretó que cada 30 días dejarían un niño para que el animal se alimentara de él.
Anfitrión y la zorra teumesia
Fue en ese momento cuando Anfitrión llegó a Tebas, ya que él y Alcmena habían sido exiliados de Micenas. Anfitrión necesitaba un ejército para poder ir a la guerra con Tafos, para vengar la muerte del padre y del hermano de Alcmena.
Creonte le prometió a Anfitrión el ejército de Tebas para su expedición, si libraba a Tebas de la zorra teumesia.
Anfitrión intentó cazar a la zorra teumesia de la manera tradicional, pero no tuvo más suerte que los cazadores que lo precedieron, pero entonces Anfitrión se acordó de la existencia de Lélape, el perro de caza destinado a atrapar siempre a su presa.
Así pues, Anfitrión partió de Tebas para buscar a Céfalo, que ahora era el dueño de Lélape. Lélape había sido dado a Céfalo por su esposa Procris, quien a su vez lo había recibido del Rey Minos, a quien se lo había dejado su madre Europa, la cual lo recibió del mismo Zeus.
Prometiendo una parte del botín de una guerra victoriosa con los tafianos y los teléboas, Anfitrión convenció a Céfalo de traer Lélape a Tebas.
Lélape y la zorra teumesia
Cuando estaba en Tebas, Lélape fue liberado de su correa, y el perro de caza se puso tras la zorra teumesia, que comenzó a huir.
Así que el zorro que estaba destinado a nunca ser capturado estaba siendo perseguido por el perro que estaba destinado a capturar todo lo que cazaba.
Zeus, desde el monte Olimpo, observó a Lélape persiguiendo a la zorra teumesia, y al darse cuenta de la naturaleza paradójica de esta caza, decidió intervenir. Por lo tanto, Zeus convirtió a la zorra teumesia en piedra, e hizo lo mismo con Lélape. Luego Zeus, transfirió la semejanza de los dos animales mitológicos al cielo nocturno, donde el zorra teumesia se convirtió en Canis Minor, y Lélape se convirtió en Canis Maior, y la persecución interminable a través del cielo nocturno continúa hasta el día de hoy.
Así, Anfitrión había hecho lo que Creonte había decretado. Tebas estaba libre de la amenaza del zorro y Anfitrión recibió las tropas necesarias para su expedición.
La eliminación de la zorra teumesia sólo proporcionó un breve período de alivio para el pueblo de Tebas, pues en poco tiempo otro monstruo, en forma de esfinge, llegó a Tebas, y una vez más los tebanos estaban en peligro mortal.