
Así como los dioses y héroes griegos tenían sus propias genealogías, también los monstruos de la mitología griega tenían una historia de origen relacionada con ellos, pues había una “madre de monstruos”, el monstruo femenino Equidna.
Origen de Equidna
Equidna es considerada generalmente como la hija del dios del mar primordial Forcis y su pareja Ceto; Ceto es considerada como la personificación de los peligros de las profundidades. Esta es la genealogía dada por Hesíodo en la Teogonía, aunque en la Bibliotheca (Pseudo-Apolodoro), los padres de Equidna fueron Gea (Tierra) y Tártaro (Inframundo).
Forcis y Ceto, sin embargo, eran comúnmente nombrados como padres de otros monstruos incluyendo Ladón, Escila, el Cetus Etíope, y el Cetus Troyano.
La aparición de Equidna
Ninguna imagen de Equidna de la antigüedad sobrevive, pero las descripciones de este período normalmente describen a Equidna como una ninfa mitad hermosa y mitad serpiente en apariencia. Esto significaba que la parte superior de su cuerpo, desde la cintura, era femenina, mientras que la mitad inferior comprendía una cola de serpiente simple o doble.
Además de su aspecto monstruoso, Equidna también tenía otras características monstruosas, y se decía que Equidna había desarrollado un gusto por la carne humana cruda.
Equidna y Tifón
Equidna, sin embargo, no era única en ser mitad humanoide y mitad serpiente, y encontró un monstruo similar para convertirse en su pareja. Este monstruo era Tifón, que era vástago de Gea y Tártaro.
Tifón era una versión más monstruosa que Equidna, pues además de ser mitad serpiente, Tifón era gigantesco, y se decía que su cabeza rozaba la cúpula del cielo. Los ojos de Tifón estaban hechos de fuego, y en cada una de sus manos brotaban las cabezas de cien dragones.
Equidna y Tifón encontraron un hogar en la tierra, y ambos vivirían en una cueva en algún lugar de una región llamada Arima.
Equidna madre de monstruos
Fue en esta cueva de Arima donde Equidna se puso a la altura del apodo de “madre de los monstruos”, ya que ella y Tifón darían a luz una cadena de descendientes monstruosos.
Las fuentes antiguas no siempre están de acuerdo sobre qué monstruos fueron los hijos de Equidna, pero en general siete son nombrados regularmente. Estos fueron:
- Dragón de Cólquida: El guardián del Vellocino de Oro en el reino de Eetes de Cólquida.
- Cerbero: El sabueso de triple cabeza encontrado protegiendo el reino del Hades.
- Hidra de Lerna: La serpiente de agua de múltiples cabezas que deambulaba por los pantanos de Lerna y vigilaba una de las entradas al Inframundo.
- La Quimera: El híbrido que respira fuego de cabra, león y serpiente.
- Ortro: Los dos perros guardianes del ganado de Gerión.
- Águila del Cáucaso o Águila de Prometeo: El águila que atormentaba a Prometeo cada día comiendo el hígado regenerador del Titán.
- Cerda de Cromión: El cerdo gigante que aterrorizó la región entre Megara y Corinto.
Por parte de Ortro y la Quimera, Equidna fue también abuela de la Esfinge y del León de Nemea.
El destino de los hijos de Equidna
El papel de los monstruos en la mitología griega era básicamente el de oponentes para que los héroes y dioses los vencieran, y como resultado los hijos de Equidna se encontrarían con enemigos mortales:
- Dragón de Cólquida: Muerto, o hipnotizado y dormido por Jasón y Medea.
- Cerbero: Secuestrado, pero posteriormente liberado, por Heracles.
- Hidra de Lerna: asesinada por Heracles.
- La quimera: Asesinada por Belerofonte.
- Ortro: Asesinado por Heracles.
- Águila del Cáucaso: asesinada por Heracles.
- Cerda de Cromión: asesinada por Teseo.
- La Esfinge: Asesinada por Edipo.
- León de Nemea: Asesinado por Heracles.
Equidna y Tifón van a la guerra
Equidna culparía a Zeus de la muerte de sus hijos, especialmente porque fue el hijo de Zeus, Heracles, quien hizo gran parte de los asesinatos. Como resultado, Equidna y Tifón irían a la guerra contra los dioses del Monte Olimpo.
Saliendo de Arima, Tifón y Equidna se pusieron en camino hacia el Monte Olimpo. Incluso los dioses y diosas griegos temblaban ante la ira de Tifón y su esposa, y la mayoría huyeron de sus palacios, de hecho se decía que Afrodita se había transformado en un pez para escapar. Muchos de los dioses buscarían un santuario como refugio en Egipto, y continuaron siendo adorados en sus formas egipcias.
El único dios que se quedó fue Zeus, y ocasionalmente se decía que Nike y Atenea se quedaron a su lado.
Zeus, por supuesto, tendría que hacer frente a la amenaza a su gobierno, y Tifón y Zeus emprendieron una lucha épica. En un momento en el que Tifón se encontraba en pleno ascenso, Zeus pidió a Atenea que le atara los tendones y los músculos para que pudiera continuar la lucha. Eventualmente, por supuesto, Zeus vencería a Tifón y el compañero de Equidna sería golpeado por un rayo lanzado por Zeus. Después, Zeus enterró a Tifón bajo el Monte Etna, donde sus luchas por la libertad siguen siendo escuchadas hoy en día.
Sin embargo, Zeus se mostró misericordioso con Equidna, y teniendo en cuenta a sus hijos perdidos, se permitió que la “madre de los monstruos” permaneciera libre, y de hecho se dijo que Equidna había regresado a Arima.
El fin de Equidna
Según Hesíodo, Equidna era inmortal, por lo que se creía que la “madre de los monstruos” seguía viviendo en su cueva, devorando ocasionalmente a los incautos que pasaban por su entrada.
Otras fuentes hablan de la muerte de Equidna, pues Hera envió al gigante de cien ojos, Argos Panoptes, para matar al monstruo porque se alimentaba de los incautos. Argos Panoptes mataría a Equidna mientras el monstruo dormía.